En el bosque, a primera hora de la mañana, se puede oír una de esas sinfonías que después los humanos tratan de imitar con instrumentos musicales. Con lo fácil que les sería acercarse aquí y escucharlas al aire libre. Aunque, pensándolo bien, mejor que no vengan, por si acaso.
Como todo viejo búho, también tengo mis manías. Por ejemplo: recelar de los poetas famosos y eruditos. Se puede vivir para la poesía pero no de ella. Hasta un pajarraco noctámbulo y lunático como yo, lo sabe. Hoy les dejo un poema de mi admirada Amalia Bautista:
“Dime cuál es el puente que separa
tu vida de la mía,
en qué hora negra, en qué ciudad lluviosa,
en qué mundo sin luz está ese puente
y yo lo cruzaré”.
¿Y si han dinamitado el puente?
No soy un gran lector de poesía, quizá porque como dijo Hermann Hesse: “Hacer versos malos depara más felicidad que leer los versos más bellos”. Les aseguro que cuando escribió esto ni me conocía ni había leído nada mío, pero es un buen consejo.
Por más que suene a chiste con la crisis que tenemos encima, parece que España enviará un robot a la luna en el 2015. China pagará la mitad de los gastos. Les propondré enviarme a mí en vez de al robot, aunque el billete no sea de ida y vuelta.
Con permiso, me voy a mi rama a soñar con puentes y viajes a la luna.
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